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¿ESTARÁ TODO PERDIDO? Brevísima elegía por el fútbol y su primer metrosexual | |||||||||||||||||||
Los pronósticos han sido contundentes. La prensa internacional, y en particular la chilena, ha declarado que será “la gran decepción”. Hablan, claro está, del Torneo FIFA Copa América que se disputa, como decía la canción, “más allá de los Andes”, y del desempeño en ella de Uruguay. Y en rigor, llega herido, quién no lo sabe: en Montevideo, uno de esos técnicos a los que convocan por su habilidad para decir en los medios cosas que impresionan por lo sonoras pero que nadie entiende bien de qué traten, el Tola Antúnez, ha declarado que, sin lugar a dudas, Uruguay ha perdido mucha energía (y lo dice con un énfasis críptico, en que la ge suena oblonga, comiéndose las vocales que la suceden) con el alejamiento del capitán, Diego Lugano, del ex goleador Diego Forlán, e incluso de Diego Pérez, de inolvidable desempeño en cierto spot de Paso de los Toros, en donde era el icono semoviente del imperativo de “cortar con tanta dulzura”. | Allá por los 1990, por ejemplo, algún periodista uruguayo podía burlarse de que un notable jugador del calcio entrara a las canchas italianas luciendo caravana, mientras el por entonces técnico de la selección, otrora gran footballer, petiso panzón y reo, Luis Cubilla, todavía explicaba que un back derecho tenía que ser “feo”, justificando así su no inclusión de un zaguero muy ducho con la pelota, ágil y rubio. La “era Tabárez”, el técnico de la selección que viene ejerciendo de forma ininterrumpida desde 2005, ha modernizado la práctica: el modelo de jugador seleccionable ha pasado a ser uno mucho más articulado, preferentemente con algunos años de educación, extraído en muchos casos de la clase media, no dispuesto a comerse demasiadas eses cuando habla; por eso, ha insistido, e insiste en las selecciones juveniles, que los futbolistas deben estudiar, además de jugar, y lo cierto es que desde hace ya buen tiempo, los futbolistas uruguayos, que antes eran instruidos en italiano por sus managers, hace ya buen tiempo ascienden a primera división con modales menos marginales, al menos para las cámaras.De todas formas, los de élite deberán rebirretarse en Europa, donde se los obliga a desprenderse, al menos en la superficie, de todo lo reo que pudieran traer consigo. Es que en las grandes ligas europeas queda el sudaca concienciado, por si lo había olvidado, de que el footballer, antes que nada, es un artefacto espectacular y, desde David Beckham (aquel balompedista relativo adorado por las mujeres), es un dandi, un modelo que, de forma cada vez más frecuente, marida modelos, alguien que, según amonedó a partir de de Beckham y ya hace dos décadas el periodista Max Simpson, es un metrosexual. Para Simpson, el metrosexual es alguien que ha incorporado elementos de la cultura gay, como el cuidado meticuloso de la apariencia, comenzando por el cuerpo; de más está decir que los deportistas de élite deben, para mantenerse, y contrario a los de otrora que no cuidaban su físico, someterse a durísimas sesiones de cuidado personal, reforzado por maquinarias que los contornean, les cincelan los abdominales y les van saturando con delicadeza pectorales y bíceps hasta dejarlos hechos una masa durísima, como tallada en piedra, pero toda de carne. (leer más) | ||||||||||||||||||
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domenica 14 giugno 2015
[Henciclo] interruptor - Brevísima elegía por el fútbol y su primer metrosexual - la columna de H enciclopedia
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