domenica 17 agosto 2014

La iguana 233


El día domingo, 10 de agosto de 2014 13:01, Revista La Iguana <revlaiguana@yahoo.com.ar> escribió:

LA IGUANA


año 11 /  233 /  15 de agosto 2014









en este número : nechi dorado (córdoba); antonio medinilla ( estepona, españa); víctor hugo valledor ( berisso, bs as); gabriela bruch ( bs as); alikan rayen (chile); gustavo coitiño (bs as); gabi parrado (estepona, españa); ayelén aguirre (bs as); daniel martínez (bs as)




Dirección : Gabriela Bruch


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Gemía y le daba la luna en la cara y yo nunca lo había visto tan bello.
Su tajo en el corazón se hacía visible de a ratos
y esos momentos inconclusos los aprovechaba para decirme
que jamás iba a decirme nada.

-No para cualquiera-

y claro,los vestidos incandescentes, el crepitar de las lágrimas sobre el asfalto, 
la noche feroz y separada habían sido el preludio de esa gala siniestra, 
donde los amigos observaban la inercia flotante, el devenir de las horas, 
las gotas de alcohol rancio que sudaban sobre el vidrio biselado.
El telón de fondo era negro, tan negro como esas manos ausentes intentando escapar de lo posible,
poniendo en tela de juicio aquel sueño absurdo, imperdonable.
La barahúnda de palabras acercaba el final. La despedida,
interminables calles empedradas habitadas por locos y suicidas,
malhechores de puño encorvado, bestezuelas arremolinadas en las esquinas.
Y ya nada. Estático, con la luz de la luna sobre la cara, el tajo de su corazón
reverberando en la noche, 
palabras ahorcadas en el medio de su garganta.
Las interminables  calles y yo, una habitante más de ese empedrado tortuoso,
alumbrado por faroles fantasmas, con el corazón abierto como el lobo
de asís y los estigmas en la frente.
Un soplo, un gemido, el grito ancestral.
Y esa luna, el tajo, un corazón, el empedrado,
las palabras muriendo de tristeza, el lobo.

-No para cualquiera-.

Gabriela Bruch


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Burlado sea el concepto de lo que perturba.
Lo complejo es comprometerse a la diferencia animal/
abismal.
Elegir interpretar o crear con el Poder.
Abismo
intangible
el vuelo del pájaro
en busca de-


Ayelén Aguirre




Estoy en la vida y dentro de ella vos con tus ojos pisando el mundo
en el que viajo y me subo al primer rayo de sol que pasa por la ventana 
y te llamo 
te busco 
te encuentro


DANIEL MARTÍNEZ




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El hombre que creyó ser
Nechi Dorado
Ilustración: “El hombre” de Beatriz Palmieri.
Caminaba el hombre por  las calles adoquinadas del viejo poblado con la lentitud que el peso de los años exigía a  los pasos. Cada mañana, cuando el sol se acomodaba sobre el cielo y las aves saludaban con trinos de colores el despertar imprescindible para que la vida transcurriera solemne, rutinaria,  creía ser la reencarnación de algún personaje de esos que bailotean, marcando presencia,  por las hojas amarillentas del libro que acumula retazos de  la historia del mundo.
Así fue que un día dijo haber sido Zeus, en otro tiempo,  y salió a juntar hojas de olivo para hacerse una corona. Pero las hojas se secaban. No logró que alguien le temiera y tampoco tuvo hijos para poder deglutir.
Entonces, dejó a un costado de su casa la rama seca que creyó su cetro y cambió el personaje, a la mañana siguiente.
Amaneció otro día creyendo haber sido Atila, pero se dio cuenta que no era azote de nadie. No tenía caballo y por donde pisaba seguía creciendo el pasto. Le faltó fuerza, le faltó coraje, le sobró cobardía y entonces dijo:
-Mejor cambio, me dedico a otra cosa. Este mundo está muy loco y ya nadie respeta a nadie. Se murieron los códigos, se perforan los sueños, esto se está poniendo demasiado extraño.
Fue cuando se le ocurrió  que mejor era ser santo y al no encontrar a nadie que se hincara a su paso;  o que se asustara con sus órdenes que sonaban tragicómicas  y al carecer de un espíritu gregario capaz de aglutinar voluntades, de buenas a primeras cambió el rol asumido por unas horas y se borró del santoral donde creyó estar ubicado. Fue bajando despacito hacia la entraña de una tierra partida donde volvía a ser el hombre gris que fuera hasta ese día de su revelación final.
Una vez allí, acosado por una realidad que abofetea cuando menos te das cuenta, el tipo creyó ser distintos entes en poco tiempo.  Pero no fue ninguno.
No pudo ser Napoleón, como pensara. Le faltaron batallas y teoría expansionista. También le faltó un 18 de Brumario, lo que le impidió hacer un Golpe que descuajeringara la historia. Cambió de rumbo, buscó por otro lado.
Se imaginó siendo Apolo pero volvió a derrumbarse su sueño por no tener belleza. Tampoco Cíclope, pues le sobraba un ojo. Ni qué hablar de ser Caronte, ya que no tenía barca y por más intentos que hizo tampoco llegó a ser Cerbero por tener tan solo una cabeza.
Tampoco  pudo ser filósofo como creyó  que podría ser, porque no le interesó el principio fundamental del universo y además le estaban sobrando mitos y no tuvo forma de acceder a la escuela de Mileto. No la encontró en la guía.
Quiso ser Anaxímenes, pero le faltó aire. El poco que había estaba contaminado.
Se sintió Heráclito, pero estaba incompleto y le falló el juego de los opuestos que no supo iniciar.
Trató de ser Pitágoras, pero le faltaron números y cuando quiso ser Parménedis  se le mezclaron todos los seres creando un caos infernal en su pobre cabecita alucinante.
Entonces, inició un viaje acercándose a un pasado más  reciente creyendo que sería más fácil encontrar un personaje donde poder alojarse. Intentó ser Franco, por un rato, pero enseguida se dio cuenta que para eso, le haría falta un Guernica. Además, si bien era un hombre gris con su cerebro medio volado, mantenía pedacitos de alma enamorada. No podía así nomás, por propia voluntad, dejar su esencia herrumbrándose en el margen de su vida.
Pensó que bien podría ser un Jesús contemporáneo. Multiplicar los peces y los panes. Sanar a los enfermos. Redimir a las putas, ayudarlas a ser mujeres aceptadas porque ellas también tienen alma, como todos. Quiso ser transgresor. Quiso expulsar los demonios que habitaban en él mismo, los que no le permitían ser lo que quería sino  parte de otra extraña vida que no aceptaba como suya. Como si todo eso fuera poco impedimento,  no encontró a Poncio Pilatos y vio una imagen de Jesús ubicada muy lejos de donde el hijo de Dios,  cuentan que había nacido. Y vio manchones de sangre, sintió ruidos que parecían partirle los tímpanos. Huyó de ahí, había alrededor demasiado espanto. Demasiado odio. Demasiado escarnio. ¡Ya no quería ser judío!
La realidad, sacudiéndolo por sus hombros,  se encargó de demostrarle que no podría ser Jesús de ningún modo. No había cerca leprosos, no encontró la Decápolis  así como tampoco pudo encontrar a un “demonio mudo” en este mundo donde los demonios se reúnen en ágapes festivos. Y hablan en todos los idiomas, dan órdenes y se reparten los pedazos de tierra y riquezas que generan los pobres.
Se convenció a duras penas que ser Jesús no era para él, que además no soportaba los genocidios y allá por donde el Cristo anduviera,  eran moneda corriente.
Todo esto lo descolocó mucho más y ante cada desorden el tipo huía buscando otra figura que lo reemplazara. Apostaba a la elección por descarte.
Quiso ser Hitler y le faltaron judíos, homosexuales, gitanos, negros y comunistas. Y le seguía sobrando amor y eso resultaba excluyente.
Cuando trató de ser pintor notó con tristeza que había perdido un color y que sin ese, su obra quedaría incompleta. Arrojó su paleta de cartón y la ramita con la punta deshilada que creyó era un pincel de trazo desparejo incapaz de filetear bordes.
Una mañana, cansado de tantas frustraciones, eligió ser astronauta y nuevamente fue invadido por una terrible sensación de fracaso. Además, la luna estaba llena y tuvo miedo de ahogarse en esa panza de hielo. Y tuvo miedo de quedar ensartado en las puntas de las estrellas que cumplían el papel de custodios de la luna en un cielo amorfo, oscurecido.
El hombre gris, con el pelo alborotado y el alma en estado de transformación continua, quiso sentirse rey pero tampoco lo logró pese a realizar ingentes esfuerzos. Para ser rey, pensó, primero debía convertirse en parásito, esa es la ley y las leyes no se rompen así nomás. Y no hay rey cuando se tiene alma como tenía el tipo. Y no hay rey si sobra el sentimiento. Y no hay rey si se mantiene un poquito de cordura y mucho menos hay rey si sobra el sentido más común de los comunes.
-¡Ya se quién soy! Exclamó una mañana nublada ni bien abrió los ojos.  ¡Yo soy Ícaro y puedo volar, acariciaré el sol y besaré la luna! Llegaré tan alto como nunca, seré grande, intocable. Seré un hombre sin sueños abortados.
 Subió a la parte más alta del techo de su casa; abrió sus brazos imaginando que eran alas y comenzó a agitarlos.
El hombre gris cayó al vacío de su propia existencia. Remontó un vuelo efímero para acabar su proeza estampado contra el piso adoquinado del viejo poblado.
En el mismo lugar donde naufragaran sus sueños de alas rotas carcomidas por la realidad más descarnada,  el hombre  se despidió de la vida sin haber llegado a saber quién fue realmente.
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Las paredes del jardín simétricas y ausentes dejan traslucir una cierta tristeza de insectos.
Apretadas contra la dureza forzada del rocío las magnolias son bocados prehistóricos en una tenaza de piedra.
El círculo mortal de lo repetido
asesina todo lo que a su paso es volátil.
Solo un pequeño trozo de celeste ennegrecido permite que las pupilas se dilaten al extremo del derrame.
Canta la hora en vocales con sabor a cristal. 
El jardín provoca saltos cinematográficos.
Víctor H, Valledor - Berisso - 2014 
Derechos Reservados por el Autor




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(auto de fe y contabilidades)
aunque se empeñen los árboles
es ridículo tamaño esfuerzo
existe como la noche
e ilumina el bosque
existe como un bosque
que señala la noche
aunque nadie es profeta
en su propio bosque
en su tierra
en la propia noche
y ahora, mírame
soy yo
mírame o no lo hagas
es indiferente
soy muchos
soy diferente a todos
cuando arde el bosque
a.medinilla
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 Todo se aclareció cuando entraste en la cama y te hundiste en ella a mi lado, tu cuerpo se dibujo en la transparente sabana blanca. Sentí algo que había estado pasado. Pero todo se aclaro cuando te vi que mirabas como ida, volada por algún recuerdo de minutos antes. Ahora, en una inocente postura te cruzaste de piernas y dejaste escapar sin querer una suave sonrisa de placer. Lo sentí, vi que no era para mi. Entonces se me vino a mi mente un loco presentimiento. Me habías abandonado. Y que nada ya seria lo mismo. Apague la luz y me deje caer sobre la almohada. No hubo buenas noches. Solo el silencio de la noche contesto todas mis preguntas.
ALIKAN RAYEN
(infidelidad)


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El tres de espadas, se fue ofendido, el reino de basto ya no era una posibilidad. Ya no quedaban más cincos ni dos de copa, se los había llevado la sota de oro y el caballo de pica, sólo quedaban los 7 de copas, el as de trébol y cinco espadas clavadas.
Que Tarot más vertiginoso, de solo pensar en la reina de corazones que no es K ni Q y que los diamantes en escalera solo estarán en el reino de corazón negro, me invaden pesadillas donde predominan los ochos y nueves, comandados por los dos Curingas. 
Afuera acechan la sota colorada, que no se de que palo es, con otra un poquito más gorda, que parece ser la misma en otro tiempo. Unas cuantas españolas disfrazadas de druidas, y todo el resto de los mazos. Que ocultando sus juegos, defienden con antigüedad.
El arlequín era el que en silencio, mantenía todo ordenado, un K de pura sepa, rodeados de cuatros de copa. Nadie le podía decir nada al comodín. Salvó el del as en la manga. O la Niña que llevaba una bolsa amarilla y lo corría con verdades.
El día que el viento sopló fuerte, el castillo quedo desmoronado. Cosas del destino, un ancho de espadas atravesó el costado izquierdo del as de Corazón. Los bastos ya no servían ni para la fogata, lo que nunca se supo, fue como el caballo de diamante se arrodilló para recoger los oros.


GUSTAVO COITIÑO


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Gente formal, sin manchas,
nadando mar adentro en el

día del Carmen.

Hay trozos de mi vida
esparcidos por el mundo
aunque yo siga aquí.

Ver la montaña desde el mar
como peces que asoman
su cabeza.

Cuando aún no existían
los edificios, desde aquí
veías el calvario.

Me enseñaste a nadar
en la alberca y no en el mar,
en sus ojos.

Hay sentencias del pasado
preparadas para mí,
cuando vayan bien las cosas.

Es hora de guardar
vírgenes en el fondo
del mar, en mi memoria.



gabi parrado


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 CORREO DE LECTORES


Mucha y buena literatura, y amigos queridos a su vez. No hay mejor menú .Antonio Medinilla, Estepona, España

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 Gracias Gabriela por la revista y ¡¡¡FELICITACIONES POR LA III ANTOLOGIA!! ¿Como pasa el tiempo? Gracias Antonio tambièn por tus trabajos 
Un abrazo
Gustavo Vaca Narvaja. Córdoba

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Saludos desde Mar del Plata de Marcos Ayciriex.


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  • Agradecido, Gabriela, por tu IGUANA perseverante, esta vez con el número 232 de final de julio. Con todo cariño. WENCESLAO MALDONADO, Bs As


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