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DIRECTOR: Gonzalo Márquez Cristo. EDITORES: Amparo Osorio, Iván Beltrán Castillo. COMITÉ EDITORIAL: Fabio Jurado Valencia, Carlos Fajardo. CONFABULADORES: José Chalarca, Maldoror, Sergio Trujillo Béjar, Fabio Martínez, Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Najar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica).
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con el asunto “Retiro”
Tributo a Nereo López
“Colombia es un país que se ha caracterizado por exterminar la memoria y por eso a los artistas que intentamos protegerla nos arrasan, excluyéndonos de los museos y de las noticias, para impulsar expresiones comerciales y mediocres. Ya no hay arte, sólo hay productos”, me escribió hace unos meses Nereo López (Cartagena, 1920), verdadero sobreviviente de ese grupo de tres reyes magos de la fotografía artística en Colombia, conformado además por Leo Matiz y Hernán Díaz, figuras que ahora también intentan condenar al olvido.
Los frecuentes mensajes de Nereo me llegan provenientes de Nueva York a avanzadas horas de la noche –ciudad donde reside desde cuando cumplió ochenta años–, siguiendo su arraigada costumbre de sátiro y fiel a su noctambulismo que lo llevó a libar sin tregua con el mítico Grupo de Barranquilla, y que lo hizo abandonar Colombia buscando a una edad en la que muchos comienzan a despedirse, el inicio de una vida en una ciudad más proclive al arte y a su sensibilidad artística: “Es importante volver a nacer, no importa el tiempo que un hombre promedie. Iniciar es mi religión, volver a comenzar mi credo”.
Y esa vitalidad que no conoce límites, lo ha llevado a sus casi 95 años, a profundizar las técnicas y los programas más avanzados de la fotografía digital y a ser corresponsal de diversos portales de Internet, concediéndole el título otorgado por sus amigos, de “el cibernauta más viejo del mundo”.
Foto de Nereo López
Es importante resaltar que Nereo, a quien he visto cuatro veces en plena acción artística, hace sus fotos con una pequeña cámara, siguiendo un proceso singular: “Cuando disparo una fotografía voy tras un pensamiento, persigo una idea que ya ha germinado dentro de mí. Un fotógrafo debe decidir si es él quien hace la foto o es su cámara. Nunca disparo al azar, soy una especie de francotirador.”
Autor de los libros que compilan su obra: Los que esperan, Punto silencio, Selva grita y Un contador de historias, trabaja desde hace años en la producción y la difícil financiación de su proyecto NereoErótica, que contendrá un conjunto selecto de sus retratos de exuberantes mujeres, que ha ido capturando con su lente por varias décadas, desde mucho antes de que trabajara como director de fotografía de la película La langosta azul, rodada en 1957 por García Márquez, Cepeda Samudio, Enrique Grau y Luis Vicens.
Foto de Nereo López
“El gris es un color evasivo y peligroso. Aunque soy un defensor acérrimo del color, que considero otro lenguaje, soy partidario del retrato en blanco y negro, con el perdón de las damas”, reflexiona en otro de sus mensajes, con su característica actitud seductora.
Con-Fabulación publica aquí tres fotos como tributo a este artista, que en una pequeña entrevista realizada hace un año para nuestro medio virtual, se declaraba un “simple instrumento de la luz”. G.M.C.
Foto de Nereo López
Ciudad antes del alba
Antología poética de Eduardo Gómez
Ha comenzado a circular esta antología como un homenaje que la Universidad de los Andes le hiciera a Eduardo Gómez, quien durante gran parte de su vida fue profesor de literatura en dicha institución. Transcribimos para sus innumerables lectores dos poemas y las palabras de presentación de Caballero Bonald que acompañan a este libro imprescindible.
“Su libro contiene para mí la más viva, eficaz y vigorosa poesía que me ha llegado, desde hace mucho tiempo, de Colombia y aun de otros vecinos países. No se trata de ningún volandero elogio epistolar sino de una rigurosa convicción. El engranaje de patetismo e ironía, el admirable injerto de la ética en la estética, la muy inteligente dosificación meditativa de la experiencia, la misma instrumentación lingüística, son otros tantos factores que sitúan su poesía entre las más dinámicas de la actual vanguardia latinoamericana”. C.B.
MELANCOLÍA DE LOS CUERPOS
Amé cuerpos
sólidos
gloriosamente erguidos
henchidos de arterias y de rosas
anchos vasos
donde no pudo rebosar sino el amor.
Todos viajan
definitivamente.
Algunos flotan
rítmicos
callados
hasta un rincón de violetas
y cruces carcomidas.
Otros hay
danzantes
con los cabellos pesados de sol.
son aquellos
en quienes largamente me complazco.
Son aquellos que aún caldean
los ladrillos helados de las tumbas
Amé racimos
durados de cuerpos.
Frutos
para las flacas quijadas de la muerte.
Incómodos ramos
de brazos
zapatones y bocas
hablando incesantemente,
atropelladamente,
para taparse la carne desnuda,
para llenar con ecos
el sitio vacío del amor.
Amé multitudes
-noche tendida sobre las plazas blancas-
escuché su gigantesco sollozo
su incontable latido.
Fui en medio de sus brazos y brazos,
luminoso de pupilas,
poseyendo su cuerpo ondulante,
de inconmensurables posibilidades,
de inesperados encuentros.
FINAL
Ya muy cerca del misterioso umbral
he desechado definitivamente los consuelos:
la ilusión de los paraísos drogados
los espejismos adormecedores del lujo
la hartura y las obesidades del consumo
las ilusiones de la figuración no conquistada
de la promiscuidad aventurera y anodina
de la charla filistea para encubrir la angustia
de la fe ingenua de los “redentores” del pueblo
y de los jueces absolutos en su trono de palo.
Otra vez como al nacer estoy desnudo
listo para las nupcias absorbentes con la tierra.
El impostor de Cuentos Perversos
Por Guillaume Apollinaire
Debido a las numerosas cartas de los lectores celebrando el libro Cuentos perversos, cuyo prólogo apareció en nuestras páginas la semana pasada, publicamos otro de los textos incluidos en esta deleitosa obra de Común Presencia Editores
El excelentísimo general Kocodrilof no puede recibirle ahora. Está mojando el pan en sus huevos pasados por agua.
–Pero –respondió el príncipe Mony al portero– yo soy su oficial de órdenes. Los petersburgueses son ridículos con sus estúpidas sospechas. ¡Acaso no ven mi uniforme! Me han llamado a San Petersburgo con urgencia y espero que no sea para escuchar las tontas disculpas de los porteros.
–Muéstreme su documentación –replicó el guardia, un tártaro enorme.
–¡Aquí está! –dijo agresivamente el príncipe poniéndole el revólver bajo la nariz al aterrado portero que se inclinó para dejar pasar al oficial.
Mony haciendo sonar las espuelas, subió rápidamente al primer piso del palacio del general príncipe Kocodrilof, con quien debía salir hacia el Extremo Oriente. Todo parecía vacío y Mony, que sólo había visto a su general el día anterior en una recepción ofrecida por el zar, se inquietó ante esa extraña acogida. No obstante el general lo había citado y él se presentaba a la hora fijada.
Se adentró en un inmenso salón desierto y sombrío. Lo atravesó murmurando:
–Ya no puedo detenerme, el juego ha comenzado. Continuaré mis investigaciones.
Abrió una puerta que se cerró estrepitosamente a sus espaldas, penetró en una estancia más oscura que la anterior.
La voz dulce de una mujer preguntó en francés:
–Fedor, ¿eres tú?
–¡Sí, amor mío! –dijo Mony en voz baja decidido a realizar la impostura, sintiendo los intensos latidos de su corazón.
–Se encaminó presuroso al lugar de donde surgía la voz y se encontró con una amplia cama. Había una mujer acostada completamente vestida. En la penumbra ella abrazó y besó a Mony apasionadamente. Él correspondió a sus generosas caricias. Luego levantó su falda y la mujer comenzó lentamente a separar las piernas. No llevaba bragas y un delicioso perfume a hierba emanaba de su piel satinada, mezclándose con el aroma del odor di femina. Mony apoyó la mano en su sexo y lo notó húmedo. La mujer susurró:
–Tómame... No soporto más... Malo, perverso, hace ocho días que te espero.
Y Moni, en vez de contestar, se sacó amenazador su falo en todo su poder y subiéndose al lecho lo introdujo con furia en la raja velluda de la desconocida que en seguida comenzó a ondularse y le dijo:
–Entra bien... Me haces feliz...
Entonces la mujer alargó la mano hasta la base del miembro que festejaba su cuerpo y comenzó a palpar la redondez de sus testículos.
La mano de la desconocida palpaba minuciosamente los cojones de Mony. Y de pronto lanzó un desesperado grito y con violencia se desprendió de su copulador:
–Me está usted engañando, señor –exclamó con ira–, mi amante tiene tres.
Saltó de la cama y encendió la luz. La habitación estaba amueblada con especial sencillez: un lecho, sillas, una mesa, un tocador y una estufa. En la mesa reposaban algunas fotografías y en una de ellas se encontraba un oficial de aspecto brutal, luciendo el uniforme del regimiento Preobranjenki.
La desconocida era alta. Su hermoso cabello se hallaba en desorden. Tenía un corpiño abierto que evidenciaba un pecho opulento, conformado por unos senos blancos estriados de azul, que descansaban suavemente en los encajes.
Entonces ella con una actitud amenazadora que expresaba a la vez enojo y sorpresa se bajó castamente la falda y caminó en silencio hacia él.
CARTAS DE LOS LECTORES
ROBERTO JUARROZ. Difícil encontrar un poeta de esa calidad en un mundo donde todo es efectismo, publicidad, o cuando los poetas oficiales lo único que hacen es repetir en la superficie el tono de Borges, que ya nos sabe a estiércol, pues jamás imitan su pensamiento, porque, claro, allá no llegan. Alba Acevedo, Cali.
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JUARROZ. Geniales, no puedo decirlo con otra palabra, los poemas del argentino Roberto Juarroz publicados la semana pasada. Muchas gracias por enseñarnos un autor tan grande. Pedro Luis Romero.
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CARLOS GRANADA. Muy bonito el homenaje a Granada en la Galería Garcés. Imponente la versión de La medusa de Gericault de 5 x 3 metros, que hizo el pintor colombiano en su obsesión de dos décadas. Esperamos que el cuadro sea adquirido por un museo para que todos los colombianos puedan apreciarlo. Armando León.
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CUENTOS PERVERSOS. Inquietante y hermoso el prólogo del libro perverso, escrito por Amparo Osorio. La selección de textos es extraordinaria. ¿Cómo hago para conseguirlo? Luisa Fernanda Gaona.
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