| |||||||||||||||||||
¿EN QUÉ CONSISTE LA ILEGITIMIDAD DE LA FIFA? El gobierno global de la moralina | |||||||||||||||||||
En el mundo, por más cambiado que luzca, todo sigue siendo cuestión de legitimidades. En el origen del deporte en Europa del que tenemos registro escrito, como narra Píndaro en la Olímpica VI, esa legitimidad debía quedar por encima del cuestionamiento de los hombres, y es ese estar fuera del alcance lo que concedía la gloria, contenido abstracto si los hay pero que funcionó siempre como bisagra entre lo terreno y lo divino. El aura de trascendencia de la victoria deportiva tiene un componente de belleza, o sea estético, y otro de hazaña física (es decir, una combinación a la vez mágica y dura, no reproducible por medios espurios) que son los que habilitan la memoria y el recuerdo, y es en eso lo contrario de otra gran institución legitimadora de lo humano, si bien secundaria y servil: la retórica, que a menudo permite fingir con palabras lo que no tiene sustancia en el mundo. Pues como dice el mismo poeta, “Hazañas sin riesgo / ni entre hombres ni dentro de cóncavas naves / hallan honor, pero muchos recuerdan cuando algo bello se hizo con esfuerzo”. La retórica de Píndaro estaba al servicio de cierta legitimidad trascendente que da lo que, siendo humano, está más allá del alcance de todos los humanos, salvo del héroe, en este caso, deportivo.
Hoy, los gordos globales que se apropiaron del fuego sagrado están haciendo de las suyas, y la corrupción es el menor de los males que están convocando. Uno mayor es la zoncera y la hipocresía rampantes con la que promueven, día tras día, un falso ideal de igualitarismo que desprecia la verdad humana de la competencia y la excelencia, que es real dentro del campo mal que les pese a los dirigentes de la FIFA. Al hacerlo, están deslegitimando también el deporte y creando una sopa de tontería que enmascara el orden de mercachiflería mundial al que sirven.
Hacia el Supergobierno de lo Mismo disfrazado de diverso
La cosa es clara, y el nene ricachón que era incapaz de hacer nada con una pelota salvo ser el dueño de ella, se ha apropiado del capital simbólico que los grandes futbolistas de hoy y de antes han generado. Se lo ha apropiado y, munido de él, ha hecho algo aparentemente ingenioso: le ha quitado, al fútbol, el fútbol, para convertir al deporte en gigantesco espacio de simbolización de una fiesta ecuménica de igualitarismo falso, que soporte la increíble idea de promover, a través del fútbol, una suerte de moral global que pretende mejorar la tierra.
Los documentos que la FIFA exhibe, en su website oficial, en apoyo de esta nebulosa boba, son del siguiente orden, por ejemplo: una carta al Papa Francisco el día de su cumpleaños, 17 de diciembre de 2014, que dice en su único párrafo no-fático: “Con la fe y el fútbol estamos ayudando a hacer mejor el mundo, ayudando a dar esperanza a quien la necesita. Día a día, paso a paso buscamos llevar con el fútbol la alegría y la felicidad aun a aquellos lugares donde acaso la vida no es fácil. Unidos en la fe y con amor por este deporte maravilloso”. Después agrega, mentiroso, que va a simpatizar por “el club San Lorenzo de Almagro” en el próximo partido que juegue (que Blatter no tiene la más puta idea de cuál será). Y en otra cartita enviada a sus amiguitos dirigentes de la FIFA, luego de animarlos a actuar de acuerdo al eslógan de la FIFA, dice Blatter “debemos también asegurarnos de que esto no es mero voluntarismo. Asumamos un verdadero rol peleando por hacer del mundo un lugar mejor, promoviendo la armonía global a través del Apretón de Manos para la Paz”.
Nadie está en contra de darse la mano ni de “hacer del mundo un lugar mejor”, pero cualquiera se pregunta primero si el graduado en Economía y Negocios por la Universidad de Lausana, Sepp Blatter, que con mandatos sucesivos de largo dictatorial viene dirigiendo la FIFA desde 1998, no podría intentar al menos que los defensores de la mejora de la moral del mundo dejen de robar, aunque sea por un momento.
Hacia la construcción de un mundo mejor
Los fines de la FIFA son declarados sin mucho remilgo por la FIFA misma. Su eslógan principal es tripartito: “Develop the game, touch the world and build a better future”. El eslógan es extraordinariamente pretencioso. Comienza con un impulso empresarial. Pues siguiendo la conducta práctica de la FIFA, se hace notorio que “desarrollar el juego” no quiere decir, de ninguna manera concebible, mejorar la calidad futbolística del fútbol. Quiere decir imponer un sucedáneo descafeinado del fútbol hasta a los parajes más remotos, o sea, hacer más clientes; generar más gente ligada al fútbol sobre la cual influir y a la cual tener a disposición para sacarle dinero. Después, “Conmover al mundo” es continuar abriendo la brecha emocional que el fútbol es capaz de generar por su tocante espectacularidad, de modo de tener a la gente a disposición para que se trague los múltiples mensajes de la FIFA y sus espónsores.
|
| ||||||||||||||||||
© 2015 H enciclopedia - www.henciclopedia.org.uy
|
domenica 31 maggio 2015
[Henciclo] interruptor - El gobierno global de la moralina - la columna de H enciclopedia
Iscriviti a:
Commenti sul post (Atom)
Nessun commento:
Posta un commento